Categories
polineuropatía

Primer aniversario

Hoy este blog cumple un año. No he preparado nada especial, no está el horno para bollos.

Empecé a escribir el blog desde el hospital la segunda vez que me ingresaron. En un año todo ha cambiado mucho. Las intenciones de este blog han ido variando, dando bandazos, incumpliendo promesas. También he cambiado yo, ha cambiado mi diagnóstico, ha cambiado mi entorno.

Actualmente mi diagnóstico es Polineuropatía axonal crónica recidivante. A esto tenemos que añadir el hipotiroidismo y la depresión. Todo esto me lleva a una medicación de Cymbalta, Amantadine, Dacortín, Eutirox, Omeprazol e Idalprem. A esto se suman los ciclos de inmunoglobulinas cada cuatro semanas, con suerte. Digo con suerte, porque la última vez me tuvieron que poner dos en una semana porque tuve un nuevo brote, una recidiva que se llama.

Yo he cambiado porque mis objetivos están a  la vez más difusos y concretos. Entiendo que ahora mismo estoy en una fase de transición. Hasta que no llegue junio y se regularice mis situación, poco puedo hacer. A partir de ahí ya veremos.

Al entorno lo noto cansado. Soy consciente de que no mola nada tener a un tío enfermo y depresivo a tu alrededor. Tampoco quiero que me tengan lástima. Pero me sorprende lo pronto que olvida el entorno tus necesidades no sólo físicas, sino afectivas. Estoy un poco harto de escuchar lo de “oye, ya sabes, para lo que te haga falta“. Y hay gente que puede llegar a límites ridículos. Personas que fueron a verme al hospital y llevan más de un año sin llamarme (¿para qué vinieron a verme?). Personas que me llamaron cuando estaba hospitalizado y no han vuelto a dar señales de vida (¿para qué me llamaron?). Personas que me han llamado, y llevaban años sin llamarme,  cuando se han enterado de lo mío y que no me llamaron, por ejemplo, cuando nació Martina (¿sólo llaman cuando hay malas noticias?). Personas que me encuentro por la calle, que saben lo que padezco y ni si quiera preguntan (¿pudor, desinterés?). Y “amigos” del facebook que no tienen el más mínimo interés por lo que escribo porque después de un año no tienen ni pajolera idea de lo que me pasa. Puede sonar a reproche, y puede que lo sea, pero es como lo siento ahora mismo. Al final, va a llevar razón Coppola y la que siempre está ahí es la familia.

Hoy estoy pesimista, lo sé. A los que tenga algo que agradecerle por este año, se lo agradeceré personalmente y si me dejo a alguien tal vez sea porque no tengo mucho que agradecerles.

Categories
cine

The hangover (2009)

Aunque tenía interés en verla desde que vi el primer trailer, tengo que reconocer que no fue hasta que le dieron el Globo de Oro a la mejor comedia que me decidí a ver The hangover (¿por qué no se titula en español “La resaca”?). Y es de estas cosas de las que te arrepientes por no haberla disfrutado antes.


“The hangover” trata básicamente de eso, de una resaca, y para que queremos más. Podría parecer que películas como esta ya se han hecho, y es verdad que es así. Pero hay dos elementos que sobresalen especialmente en esta narración retrospectiva de una borrachera. En primer lugar, destaca la pericia narrativa para contar esta resaca sin el uso de flashback. Es lo que un vago guionista hubiese hecho, pero aquí no. Con un escrupuloso uso del punto de vista de los personajes vamos descubriendo qué ha pasado a la vez que ellos, y esto le da una frescura impresionante. En segundo lugar, destaca el ritmo de la película. Y es que, en el fondo, el secreto de una buena comedia es el ritmo. Que no es contar las cosas atropelladamente, sino de forma armónica. En “The hangover” los sucesos ocurren a una velocidad endiablada, pero nunca perdemos la perspectiva de lo que se nos está contando. Por último, el carisma de los actores. No puedes despegar los ojos del guapísimo Bradley Cooper, el sinvergüenza padre de familia. El tierno patetismo de Ed Helms y su diente roto nos cautiva desde el principio. Pero el rey de la fiesta es Zach Galifanakis; este hombre a una barba pegada coge su personaje bombón y lo eleva a categoría de mítico. El pozo de sorpresas es constante: no sabemos si es un enfermo, un retardado, o ambas cosas al mismo tiempo.


Pero lo que eleva aun más la categoría de “The hangover”, de película simplemente graciosa, a película importante es su reflexión sobre la madurez sin ningún atisbo de moralina. Los protagonistas son unos treintañeros que se comportan como adolescentes, pero en ningún momento se condena su comportamiento. Es la generación de los treintaytantos, a la que se nos exige que nos comportemos como adultos responsables. Pero una cosa no quita la otra. El hecho de que nos comprometamos, que seamos padres de familia, no tiene por qué impedir que nos lo pasemos bien, que nos emborrachemos, que desfasemos. Siempre nos quedará la opción de ver las fotos y después borrarlas.

Categories
polineuropatía

29 de diciembre

El 29 de diciembre de 2008 me levanté en casa de mis padres como un día normal de vacaciones de navidades. Terminar de preparar las maletas y ponernos rumbo a Málaga para pasar allí el fin de año. Me desperté un poco más cansado de lo normal, pero como me había dormido tarde y había pasado mala noche pues no le dí más importancia. Lo más extraño era la sensación de hormigueo y falta de fuerza en las manos, leve pero perceptible. La idea era coger la carretera después de comer para que Martina durmiese por el camino. Mi madre me tomó la tensión, que suelo tener un poco baja y me dio una Coca Cola para que me espabilase un poco. Así, mientras Belén y mi madre cargaban el coche, descansé un poco para poder conducir. Recorrí las dos horas que separan Sevilla a Málaga sin mayor problema, aunque cuando llegamos seguía notando el cansancio.

Al día siguiente, me volví a levantar cansado y seguía notando la falta de fuerza en las manos. A esto se le sumó un leve cosquilleo en los dedos de los pies. Empezaban las teorías: eso es el estrés, la tensión baja, tómate un whisky y se te quita todo… Tras una comida familiar nos fuimos a urgencias de Carlos Haya a ver que me decían. Tres horas más tarde salí igual que entré, sin diagnóstico y con la recomendación de que tomase mucho potasio: “Come tomate y plátanos, que tienen potasio”, fueron las palabras textuales de la doctora. Y a dormir.

Fuimos a pasar el fin de año a El Rincón de la Victoria, a casa de la hermana de Belén. No me veía en condiciones de conducir, así que Belén tuvo que armarse de valor y conducir. La cena iba a ser en el sótano así que, en mi empeño por ayudar, tuve que subir y bajar varias veces: al par de horas tenía los gemelos como piedras. Ya en la cena, me costaba coger los cubiertos, estaba incómodo en la silla, de mal humor y se me terminó cayendo un vaso de las manos.

El día de año nuevo me levanté con un nuevo síntoma: dolor de cuello. Nos planteamos no ir ese día a urgencias de nuevo porque pensamos que  habría mucha gente. Pasé el día descansando, a base de ibuprofeno, pensando que sería algo de la espalda.

El día 2 me levanté tarde, nos volvimos a Málaga y fuimos de nuevo a urgencias. Tras cinco horas de pruebas me vio el neurólogo, me diagnosticó Síndrome de Guillain-Barré y me dijo que me tenía que quedar hospitalizado. A las 6 de la mañana me metieron en una habitación.

(CONTINUARÁ)

Categories
polineuropatía

Hace tiempo

Hace tiempo que no cuento cómo estoy. Pues estoy más o menos. Podría decir que me encuentro en un momento transitorio, de camino a algo mejor.

La neuropatía está estabilizada. Sigo con los ciclos de inmunoglobulina cada cuatro semanas que me sirven como una especie de combustible. Noto cuando se va acercando el día 28 y me empiezan a flojear un poco las piernas, después el chute de 7 horas de inmunoglobulina, un par de días de cansancio, una semana de manos temblorosas y a esperar a que pasen tres semanas. En cuanto a la fatiga muscular la cosa también está estabilizada. Hago mis ejercicios todas las mañanas y algún que otro día salgo y camino un poco. Los días que me excedo los noto: fuimos a Navacerrada para que Martina viese la nieve y al día siguiente tenía unas agujetas del copón. Pero es lo que hay. Hacer esos esfuerzos me vienen bien para el ánimo aunque después pase un par de días quejumbroso.

Vamos a pasar tres semanas fuera y tengo cosillas que hacer. Terminar de poner en claro algunos asuntos, ver a la familia, a los amigos, vamos lo típico de estas fechas. Sé que me espera un inicio de año complicado y lleno de cambios: nuevos horizontes laborales después de un año de baja, el tribunal médico y seguir escribiendo. Sobre todo seguir escribiendo.

Por último, para ayudar a los que me quieran mucho, he preparado una lista de regalos que podéis hacerme en cualquier momento: Navidad, Reyes, Cumpleaños, Por gusto… La dejo aquí y la iré actualizando durante toda mi vida.

Feliz Navidad a todos.


Categories
cine lo mejor de la década

Las mejores películas de la década: Artificial Intelligence: A.I. (2001)

El proyecto soñado de Stanley Kubrick pasado por el tamiz de Steven Spielberg en el año 2001. A pesar de que pudiese sonar a sacrilegio fue el propio Kubrick el que pasó el testigo e ideó el mítico A Stanley Kubrick production of a Steven Spielberg film. El neoyorquino, listo él, siempre pensó que era una película más cercana a la sensibilidad del director de E.T. que a su fría y distanciada visión del ser humano. Y esto es precisamente lo que Spielberg aporta al relato del moderno Pinocho que sólo desea ser amado: calidez.

AI_poster

Muchos acusaron en su momento a Spielberg de pasarse de ñoño y de pecar de infantilismo; y no les faltaba en parte un poco de razón. Spielberg quitó el freno de mano de la sensibilidad e incluso tuvo las agallas de darle el papel de Pepito Grillo a un osito de peluche (cosa que puso de los nervios a muchos). Reconozco los riesgos que todo esto conlleva, pero esta es la típica película en la que o entras desde el primer minuto o estás fuera de ella todo el tiempo y maldiciendo al cursi del Spielberg. Y yo tengo que confesar que entré hasta el fondo y acabé llorando con la odisea del niño David en su búsqueda del amor de su madre.

Siguiendo el esquema clásico de Kubrick de tres actos bien diferenciados y en su primer guión desde “Encuentros en la tercera fase”, Spielberg nos da muestras de lo mejor de si mismo y nos descubre nuevas caras que no conocíamos: sensible y tierno en la primera parte, donde un inmenso Haley Joel Osment se revela como el gran actor que es; cruel y cínico en la segunda parte; experimental y abstracto en una tercera parte final. No era fácil conjugar tantos matices, tantos estilos, tantas atmósferas y, al mismo tiempo, resultar coherente, pero la coctelera funciona a las mil maravillas.

artificial_intelligence

Con Artificial Intelligence: A.I., Spielberg da un segundo paso (tras Salvar al soldado Ryan) hacia un periodo oscuro de su carrera donde su mirada se recrudecería. “Minority Report”, “Atrápame si puedes“, “La terminal”, “Munich” e, incluso, “La guerra de los mundos” dan buenas muestras de ello: el retrato social desde una perspectiva futura, la mentira como supervivencia, la burocracia moderna mezclando a Capra con Kafka, la visión política de la actualidad desde la mirada al pasado, la descomposición de la familia a través de una invasión alienígena. Eso si, nunca sabremos, afortunada o desgraciadamente, que hubiese opinado el huraño Kubrick de lo que Spielberg hizo. Hay fans de Kubrick que pusieron el grito en el cielo, otros bendijeron la obra. Ninguno es medium.

Categories
cine lo mejor de la década

Las mejores películas de la década: Requiem for a dream (2000)

Un mazazo para comenzar la década. Un bello amanecer da comienzo a la película y las primeras notas del Requiem compuesto por Clint Mansell nos avisan de la intensidad que está por venir. La lucha entre lo bello y lo monstruoso se erige en el tema de la película, más allá de las adicciones, la familia y el amor. Darren Aranofsky, cual Goya del siglo XXI, nos muestra la oscuridad y crueldad del ser humano en su mayor negrura. El montaje sincopado, la pantalla partida y los encuadres imposibles podrían haber condenado a Requiem por un sueño al limbo de las moderneces temporales, pero el tiempo la pone en su sitio. Vista hoy día las múltiples soluciones visuales y narrativas de Aranofsky se mantienen vigentes, no caducan. Y es que el virtuosismo está al servicio de lo que se nos cuenta: la madre triste y solitaria que sólo quiere un abrazo de su hijo, el hijo que es capaz de cualquier cosa para demostrarle a su novia que no es un simple yonqui, la novia que quiere demostrar a sus ricos padres que es capaz de sobrevivir sin su ayuda, el amigo que no tiene nada que perder, ni nada que ganar.

requiem_for_a_dream

La ilusión por un mundo mejor. La vida sin tristeza. La tristeza de la vida. Los motores de la existencia. La historia de un abrazo entre una madre un hijo. El sacrificio por amor. El sueño de un futuro mejor. Todo esto sin escatimarnos ni lo más duro ni lo más tierno. Aranofsky maneja todas estas variables, con la ayuda del novelista Hubert Selby Jr., con una soltura y desparpajo impropios de un jovencito en su segunda película (el novelista contaba con 70 años, el director 30). Le da a Ellen Burstyn el personaje de su vida en esa madre tan irritante como dulce. Jared Leto incorpora su vidriosa mirada superando su status de niño guapo. Y nos entrega a una inmensa Jennifer Connelly que culmina su triple salto mortal a la madurez desde Sergio Leone pasando por David Bowie.

jennifer_connelly_jared_leto_requiem_for_a_dream_001


Por último, Aranofsky encontró en Clint Mansell a su mejor aliado para expresar musicalmente el desasosiego imperante en Requiem por un sueño. Desde el primer momento que oímos las notas del Kronos Quartet nos hierve la sangre en las venas, se nos eriza el vello, sabemos que estamos ante algo épico a la vez que íntimo, lo clásico y lo moderno fundidos en un todo. Una de las bandas sonoras de la década y un tema que ya ha pasado a la historia de la música por derecho propio.

Categories
general

En tercera persona

El viernes Paco fue con sus amigos a comer al Maitetxu. Hacía mucho tiempo que no se reunía con todos ellos en un día laborable. Antes había estado en la oficina y se había tomado una cerveza con Richard. Estos homenajes crean unidad y les hacen sentir como una familia. Como toda familia que se precie cada uno asume su papel: no va a ser Paco el que asigne esos papeles, sería muy pretencioso por su parte, pero que cada uno se asigne el que mejor le convenga a sus intereses personales, es decir, a su ego.

carnaza

Como siempre ha pasado en el Maitexu, lo que comenzó siendo un simple “vamos a comer”  derivó en un recital de carnaza y muchas patatas fritas. La conciencia de Enrique no paraba de dar la brasa y las dietas coparon la conversación buena parte del tiempo. Todo ello regado de buen vino. Paco llegó en la motaca de Sergio y al subir se dio un tirón en la cadera, que ya le duró todo el fin de semana. Belén disfruto más tarde de otro recorrido en mencionado bólido con el fin de recoger a Martina, que, gustosamente, se unió a la fiesta.

gin tonic

La jornada continuó en la Maison Blanche. Gin tonics para todos, aunque algunos más azulados que otros. Martina les acompañó con un batido de chocolate y Andrés le cogió el gusto a hablar en tercera persona. La cosa se iba animando y, como se suele decir, estaban dispuestos a darlo todo. El alcohol, y los gin tonics en concreto, tienen ese efecto exaltador de la amistad, motor del júbilo y olvido de lo males. De ahí a casa de Enrique sólo le separaba otro viaje en moto y cuatro tramos de escaleras.

chaiselong

Ya en la morada de Enrique se vivieron varios momentos cuanto menos surrealistas: montaje de una cheslong de Ikea, música black para follar seguido de una selección de música brasileña y, finalmente, una lista compartida que es como muy 2.0 (que para eso son ellos tan modernos). Después ocurrieron varias cosas que Paco no está autorizado a contar bajo directa amenaza de muerte. Sólo decir que llegó la hora de cenar y parecía que lo del Maitetxu no había pasado nunca, tal era el hambre. Paco y Richard revivieron varios momentos de décadas atrás a través de la selección musical y Sergio accedió a ser educado en el humor. Mientras, Martina miraba extrañada a Enrique.

karate kid

A las once llegó el momento de la retirada. La noche estaba a punto de acabar pero aún quedaban ocho tramos de escalera (cuatro de Enrique y otros cuatro de Paco) que terminaron de fundir las piernas y caderas del mencionado Paco. Al día siguiente, el cansancio y las agujetas eran patentes en la familia Casado: Belén vio Karate Kid, mientras Martina intentaba descifrar por qué se enfadaba el abuelito y Paco yacía en el sillón. Fue un día especial, donde todos se lo pasaron muy bien.