Categories
familia

Dentro de un ratito

Contaba Bono que le escribió “In a little while” a su hija pequeña porque ésta le echó en cara que pasaba mucho tiempo fuera de casa y que le echaba de menos. Él le contesto con esta canción diciéndole que fuese paciente, que disfrutase de cada momento que pasaban juntos y que aunque fuesen ratos cortos él la llevaba siempre en su corazón.

No pude menos que acordarme de Martina anoche cuando en el concierto Bono cantó esta canción. Está claro que yo no estoy tan liado como Bono, ni tengo su patrimonio, pero ese es otro tema. Pero no dejo de sentir que todo lo que ha pasado en el último mes me está haciendo desantenderla en cierto modo. No podemos hacer más, es cierto, pero eso una niña de cerca de cuatro años lo nota. Aunque ella sea de carácter positivo y alegre a veces te hace preguntas y reflexiones que te desarman. Palabras que te hacen darte cuenta de que es más consciente de lo que creemos.

Revisando los post relativos al concierto de U2 de hace 14 meses me doy cuenta que parece que han pasado 14 años. En ese momento estaba muy oscuro. Ahora, releyendo post de esa época, veo que todo lo que quería expresar tal vez era demasiado críptico. Obviamente, yo lo leo y sé de qué estoy hablando, pero nunca sé qué se entiende y qué no. Nunca sé si hay gente que se da aludida a cosas que digo en el blog, ni sé si se malinterpretan. No puedo negar que siempre hay mensajes velados que sólo entiendo yo y hay veces que esos mensajes son demasiado directos y contundentes para los implicados. Pero claro, como la única respuesta que recibo en la mayoría de las ocasiones es el silencio, no sé si hay un estado de malestar, enfado, vergüenza, pudor, o una mezcla de todas.

A pesar de lo ajetreado que está siendo este mes con el tema de la mudanza, estoy tranquilo y esperanzado. Parece que vea la luz al fondo del túnel. La oscuridad que presidía hace unos meses se va disipando. El ambiente viciado que me rodeaba se va refrescando. Hay nuevas perspectivas, nuevos caminos. El futuro y la felicidad no depende de una ciudad, sino de tu ánimo para seguir adelante. Antes pensaba que sólo podría conseguir “el éxito” en Madrid. Quizás era una premisa más adolescente. Sigo teniendo claras mis prioridades vitales, esas no han cambiado en ningún momento. Y sé que hay ciertos aros por los que no estoy dispuesto a pasar.

Como le decía Bono a su hija y le digo yo a la mía, dentro de un ratito estaré ahí y todo saldrá bien.

Categories
series

Por puntos

“Pero así es la vida, en ocasiones, como Mad Men: un cross fulminante e inesperado a la mandíbula, mientras dormíamos un sueño inocente. Un golpe que nos recuerda nuestra simple condición de mortales, y que al mismo tiempo viene a decirnos que todo, incluso el knockout menos pensado, también es pasajero.”

Este es el último párrafo del excelente artículo que Hernan Casciari ha dedicado al último magistral capítulo de Mad Men. Si no ven la serie, no vean el capítulo pero lean el texto. El de Hernán y el mío. Poco puedo decir yo que no haya dicho ya Hernán.

“The suitcase” habla de muchas cosas. De maletas y de viajes. De combates y de derrotas. De amigos que no saben que lo son. De muerte y vida. De no saber y no querer enfrentarse a la fatalidad. De lo inutil de una llamada de teléfono. De una noche en vela. Del proceso de creación. Del lastre que hemos creido soltar para estar donde estamos. De la pesada carga que siempre llevaremos. Del peso del pasado.

Es una ingenuidad pensar que todo eso se cuenta en 47 minutos. Hay un bagaje, una maleta de la que llevamos tirando desde hace más de tres años. Don y Peggy están donde están porque han sufrido mucho y han hecho sufrir. Se saben imperfectos y egoistas, pero se reconocen el uno al otro. Se reflejan mutuamente. Y por eso se dicen cosas feas. Porque no les gusta lo que ven, porque no se gustan a ellos mismos. Pero se aprecian más de lo que creen. Un simple gesto cómplice es más que suficiente cuando has visto la miseria ajena. Don ha visto a Peggy. Y Peggy, por fin, ve a Don.

Es el principio de un nuevo camino. Saben que les quedarán momentos agridulces. Ya han empezado a hacer las maletas. Ahora hay que levantarse. Que quedan muchos asaltos por pelear en otros rings. Y que nos volveremos a caer una y mil veces. Ya hemos perdido varios asaltos, pero aun podemos ganar por puntos.

Categories
música

Start Again

I don’t know if you can hear me

I’m feeling down and can’t think clearly

Even though it’s complicated

We’ve got time to start again

I don’t know if you can hear me

Some things I’d change but it’s too late

I’d take the past and make it straight

Even though it’s complicated

We’ve got time to start again

I don’t know if you can hear me

I’m sorry for the things I’ve said

But some thoughts just won’t leave my head

And even though it’s complicated

We’ve got time to start again

I don’t know if you can hear me

Even though it’s complicated

We’ve got time to start again

I don’t know if you can hear me

Categories
general polineuropatía

La Ley de Murphy

La Ley de Murphy dice:

«Si algo puede salir mal, saldrá mal.»

Y precisamente eso es lo que ha pasado. Muy chungo.

Ayer me llegó la carta del INSS diciéndome que desestiman mi reclamación para obtener una invalidez porque no hay empeoramiento. El caso es que es cierto, no estoy peor, simplemente tengo una enfermedad CRÓNICA. Podría estar peor: se me podría caer la baba, me podría hacer pipí encima y esas cosas. Pero no, “simplemente” tengo mermadas mis capacidades físicas, tengo que seguir un tratamiento periódico, nada que no haya contado ya. El problema surge en que el siguiente paso es interponer una demanda ante el Juzgado de lo Social. Esto significará varios meses de litigio donde tengo que demostrar que tengo una tara que impide llevar una vida “normal”. Durante este tiempo no tendré ingresos económicos. Me podría poner a buscar trabajo pero, ¿qué empresa me contratará sabiendo que tengo una discapacidad evidente pero no reconocida?. Si al menos la empresa contratante se beneficiase en algo…

Así que nos encontramos con esta situación: yo sin ningún tipo de prestación y con pocas opciones para buscar trabajo, Belén recién en el paro y sin posibilidad de pedir desempleo al haber sido autónoma, una hipoteca que pagar y una familia a la que alimentar. Si a este hecho unimos nuestra evidente soledad en Madrid no queda otra opción que poner pies en polvorosa. Ya que no hay casi nada que nos ate a Madrid hemos decidido irnos a Málaga a vivir. Ya hemos puesto el piso a la venta y en alquiler. Allí por lo menos contamos con la familia que nos eche una mano y el nivel de vida es más asequible.

No sé qué será de nosotros, a qué nos dedicaremos o cómo saldremos de ésta. Hoy no estoy inspirado.


Categories
series

El asesino coherente

Dexter es un analista forense del departamento de homicidios de la policía de Miami especializado en sangre: tiene una extraña habilidad para la búsqueda de patrones en las salpicaduras sanguíneas. Esta cualidad viene dada por la experiencia ya que Dexter también es un asesino en serie. Dexter usa sus recursos dentro de la policía para “corregir” los fallos del sistema. Tomarse la justicia por su mano es la coartada perfecta para saciar su insuperable instinto asesino. Pero su coartada no es nada hipócrita, al placer de matar le tiene que acompañar su particular sentido de la justicia. Por ello es metódico, nada impulsivo y siempre consciente de sí mismo. Sabe lo que es y no necesita justificaciones morales para hacer lo que hace. Sólo mata a “malos” y se siente fatal cuando se equivoca, porque los monstruos también pueden ser humanos.

En sus cuatro temporadas hemos visto a Dexter mantener una constante lucha contra si mismo: un impecable esfuerzo por ser coherente, aceptar su propio ser y ser siempre fiel a su código moral. En todo este proceso también se sitúa una de sus mayores luchas: mantener la apariencia de normalidad. Como todo tarado emocional que se precie de serlo no sabe ser “normal”. Dexter no entiende a la sociedad que le pide que sea como ellos, pero él se esfuerza dentro de lo que cabe. A pesar de haber visto la cara del mal, mantiene un barniz de inocencia ante el mundo que le rodea. Y ahí radica parte de su encanto.

Dexter ya forma parte de la historia de la televisión. Pertenece a ese particular subgénero de series-personaje junto a Gregory House, Jack Bauer, Nancy Botwin, Don Draper, Hank Moody: ejemplos poco edificantes de nuestro propio ser, productos morales de nuestro entorno. Pero, ¿quién nos dice que nosotros somos mejores que todos ellos?

Categories
música

Como decir… me estás tocando las pelotas (mal tocadas) / vía @nandostation

Sentando un precedente, hoy tengo un post invitado. Es una entrada de hoy de mi amigo 2.0 FerNando BSide en su blog Confesiones tirado en la pista de baile. Porque para que me voy a poner yo a escribir lo que pienso si ya hay alguien que parece que lo ha hecho por mi y de modo mucho más divertido e ingenioso.

Como decir… me estás tocando las pelotas (mal tocadas)

[iframe http://confesionestiradoenlapistadebaile.blogspot.com/2010/08/como-decir-me-estas-tocando-las-pelotas.html 100% 6500 500]

Categories
general

Prueba no superada

Cada vez me hace más gracia la diferencia entre lo que percibe mi
entorno acerca de mi enfermedad y cómo me lo tomo. Me explico.
Probablemente haya escrito más que hablado de lo mío. Es curioso que
el hecho de que yo apenas hable de mi enfermedad e intente hacer vida
normal hace suponer a muchos que yo lo tengo superado. Desde aquí
informo, yo no he superado nada porque no hay nada que superar.

Os cuento mi realidad. Tengo una enfermedad crónica, lo que quiere
decir que, como mínimo, estará ahí durante mucho tiempo. A su vez,
esta enfermedad y sus derivados conlleva que tenga que tomar del orden
de unas diez pastillas al día (inmunosupresores, antivirales,
antidepresivos, protectores de estómago, tranquilizantes, hormonas y
corticoides). Después están los chutes de inmunoglobulinas a demanda,
cuando noto pérdida de fuerzas y hormigueo, sobre todo en las piernas.
El hecho de tener el sistema inmunológico hecho un asco también tiene un par de
problemillas: un simple resfriado o una indisposición estomacal me
deja hecho una piltrafa. Esto a nivel médico.

Desde el punto de vista social los inconvenientes son variados: una
salida de metro sin ascensor es una odisea, un paseito de quince
minutos son unas agujetas aseguradas para el día siguiente, la
debilidad muscular provoca frecuentes contracturas y sus consiguientes
dolores de espalda, la impotencia de no encontrar un asiento en el
metro o en la calle a pesar de ir con bastón, tener que usar una silla
de ruedas el día que quiero hacer un extra o un viaje. Podría seguir,
pero creo que pilláis la idea.

Laboralmente es una situación rara: el INSS opina que estoy apto para
trabajar normalmente, cosa totalmente incierta. Sigo colaborando para
Internetría en el tema de las redes sociales, pero claro hasta que no
se regularice mi situación medico-laboral no se concretará nada.
También he empezado a colaborar con Cineol escribiendo textos sobre
cine. El limbo sigue ahí y es realmente desesperante tener que estar
esperando por decisiones burocráticas.

Martina se enfadó conmigo el otro día. Por teléfono me preguntó que
cómo estaba, que si “estaba malito”. Yo le dije que no, que estaba
bueno. Se puso tan contenta que se fue gritando a la abuela diciéndole
“Papá ya está bueno”. Dos semanas después, en la playa, me vio andando
con dificultad y me preguntó “¿te duelen las piernas?”. Cuando le
dije que si me contestó disgustada “pero si tú me habías dicho que ya
estabas bueno”. ¿Qué quiero decir con esta historieta? Varias cosas.
La naturalidad de los niños es innegable. Y los mayores hemos perdido
esa naturalidad. Martina nunca va a mirar para otro lado, nunca va a
tratarme como un desvalido pero tampoco va a olvidar que estoy
enfermo. Es una rara mezcla entre no sentir pena pero ser consciente
en todo momento de la situación que vive su padre.

Probablemente, no hayas llegado a este párrafo, y te has quedado a la
mitad pensando que soy un quejica. Probablemente, a pesar de
considerarte mi amigo en el Mundo Real, hayas dejado de leerme hace
tiempo y prefieras lecturas o ocupaciones más mundanas. O,
probablemente, nunca hayas leído este blog, a pesar de conocer su
existencia. Reconozco que todo esto puede sonar a reproche y, si, un
poco de eso hay.

En el fondo, donde quiero llegar es que sepáis cómo me siento yo. Que
no presupongáis nada. Ya lo dije en el post Primer aniversario y lo
mantengo: el cansancio, la desidia y la incomprensión en mi entorno es
más que evidente. Y no les culpo. Pero imaginaros lo que es vivir
conmigo. Afortunadamente, las dos personas más cercanas a mi siguen
estando ahí todos los días. Y aunque, el agotamiento por la situación
hace mella, Belén sigue a mi lado como el primer día. Como decía al
principio, no hay nada que superar. Esto es insuperable, como mucho se
aprende a convivir. Eso si, soy el Mayor del Hospital de La Paz en
Foursquare, a ver quien supera eso.