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Los hombres que no amaban a las mujeres

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Hay dos tipos de personas que van a ver esta película: los que han leido la novela en que se basa y los que no. A pesar de algunas insistencias por parte de gente de confianza que han disfrutado mucho de la novela, me encuentro en el grupo de los profanos en el mundo de Steig Larsson. Y después de ver esta primera parte de la trilogía “Millenium” seguiré resistiéndome al máximo exponente de la novela negra sueca. “Los hombres que amaban a las mujeres” no es más que un thriller tedioso y larguísimo (dos horas y veinte minutos realmente insufribles) que basa su particularidad en un universo particularmente escabroso.

En un intento por desmarcarse de un universo hollywoodiense y haciendo un esfuerzo por ser particularmente europea (en el peor sentido) se nos presenta a un duo de antiheroes formado por Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander: él, un honrado pero gris periodista al que le encargan encontrar una niña desaparecida hace 40 años; ella, una particular hacker de estética siniestra y pasado turbulento. Esta improbable relación hay que creersela porque sí pero carece totalmente de sentido tal y como está narrada. Los personajes carecen de motivaciones reales y coherentes y sus movimientos siempre son erráticos y torpes. Especialmente sangrante es el retrato de la joven hacker: nunca sabemos por qué se presta a ayudar al periodista, la información que de ella se nos da es muchas veces gratuita (haciendo especial hincapié en la violencia y el sexo), y, a pesar de que la actriz hace lo que puede, nos termina cayendo antipática.

Probablemente, “Los hombres que no amaban a las mujeres” podría haber sido una buena miniserie. En este formato tal vez se podrían haber rellenado los múltiples agujeros narrativos y conseguir un ritmo más estable: llega un momento, en la última hora, en la que se confunde precipitación con ritmo y las ganas de los guionistas por acabar la historia consigue que la falta de sentido inicial desemboque en una sucesión de finales (la película parece que va a terminar tres veces) que roza lo absurdo. Los actores son los únicos que parecen estar a la altura a pesar de que tienen que recitar unos diálogos especialmente explicativos. Particularmente nefasto es el enfático uso de la música que nos avisa si estamos en un momento violento, de intriga o romántico por si somos tontos y no nos hemos percatado de lo que está pasando.

Está claro que esta película no hubiese tenido el más mínimo éxito sin su referente literario. Si ésto es el fenómeno que ha cautivado a tantos espectadores que no cuenten conmigo para la segunda parte. Aunque intuyo que no contaban conmigo desde el principio porque como yo no he leído la novela…

Y para el que le interese aquí van las diferencias entre la película y la novela.

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En tercera persona

El viernes Paco fue con sus amigos a comer al Maitetxu. Hacía mucho tiempo que no se reunía con todos ellos en un día laborable. Antes había estado en la oficina y se había tomado una cerveza con Richard. Estos homenajes crean unidad y les hacen sentir como una familia. Como toda familia que se precie cada uno asume su papel: no va a ser Paco el que asigne esos papeles, sería muy pretencioso por su parte, pero que cada uno se asigne el que mejor le convenga a sus intereses personales, es decir, a su ego.

carnaza

Como siempre ha pasado en el Maitexu, lo que comenzó siendo un simple “vamos a comer”  derivó en un recital de carnaza y muchas patatas fritas. La conciencia de Enrique no paraba de dar la brasa y las dietas coparon la conversación buena parte del tiempo. Todo ello regado de buen vino. Paco llegó en la motaca de Sergio y al subir se dio un tirón en la cadera, que ya le duró todo el fin de semana. Belén disfruto más tarde de otro recorrido en mencionado bólido con el fin de recoger a Martina, que, gustosamente, se unió a la fiesta.

gin tonic

La jornada continuó en la Maison Blanche. Gin tonics para todos, aunque algunos más azulados que otros. Martina les acompañó con un batido de chocolate y Andrés le cogió el gusto a hablar en tercera persona. La cosa se iba animando y, como se suele decir, estaban dispuestos a darlo todo. El alcohol, y los gin tonics en concreto, tienen ese efecto exaltador de la amistad, motor del júbilo y olvido de lo males. De ahí a casa de Enrique sólo le separaba otro viaje en moto y cuatro tramos de escaleras.

chaiselong

Ya en la morada de Enrique se vivieron varios momentos cuanto menos surrealistas: montaje de una cheslong de Ikea, música black para follar seguido de una selección de música brasileña y, finalmente, una lista compartida que es como muy 2.0 (que para eso son ellos tan modernos). Después ocurrieron varias cosas que Paco no está autorizado a contar bajo directa amenaza de muerte. Sólo decir que llegó la hora de cenar y parecía que lo del Maitetxu no había pasado nunca, tal era el hambre. Paco y Richard revivieron varios momentos de décadas atrás a través de la selección musical y Sergio accedió a ser educado en el humor. Mientras, Martina miraba extrañada a Enrique.

karate kid

A las once llegó el momento de la retirada. La noche estaba a punto de acabar pero aún quedaban ocho tramos de escalera (cuatro de Enrique y otros cuatro de Paco) que terminaron de fundir las piernas y caderas del mencionado Paco. Al día siguiente, el cansancio y las agujetas eran patentes en la familia Casado: Belén vio Karate Kid, mientras Martina intentaba descifrar por qué se enfadaba el abuelito y Paco yacía en el sillón. Fue un día especial, donde todos se lo pasaron muy bien.

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El mundo que nos rodea

Cada uno tiene su mundo. Y cada uno ve el mundo que le rodea de una forma. Los culpables son los demás y ellos son los incomprendidos. Ya sea por esconder la cabeza, por patología o por simple enfrentamiento. Los tres tienen su manera de enfrentarse al mundo que les rodea.

michael scott

Michael Scott es el jefe. Se cree gracioso y un buen ejemplo para su entorno. Pero en el fondo sabe que no es así. No tiene ni puñetera gracia y es un mediocre. Cree que los demás no se dan cuenta, y si se dan cuenta mira para otro lado, esconde la cabeza como un avestruz e intenta que pase el temporal. Es la inactividad personificada, no hace nada por cambiar su entorno. La queja estéril, el egoísmo pasivo. El mundo no será mejor porque él haya pasado por él. Nos reímos de él, nos da vergüenza ajena. A veces nos parece que tiene su corazoncito, y lo tiene. No deja de ser un hombre sensible. Pero esto no le exime de su egoísmo inconsciente.

sheldon cooper

Sheldon Cooper es físico teórico. Y eso es lo suyo la teoría. Lo sabe todo de el mundo, pero no alcanza a comprenderlo. No entiende la ironía, el sarcasmo y las convenciones sociales. No es que sea egoísta, simplemente no entiende las necesidades de los demás. El mundo es su mundo y todo lo que esté fuera de sus parámetros no tiene sentido. Igualmente, nos reímos de él, pero también con él. Nos reímos de su descolocamiento del mundo que le rodea. Pero torcemos la sonrisa porque intuimos (nunca se dice) que lo suyo es patológico; Síndrome de Asperger, tal vez.

larry david

Larry David es guionista. Pero lleva diez años sin hacer nada. Creó Seinfeld, se hizo multimillonario y hasta ahora. Tampoco entiende el mundo que le rodea. Pero no se calla. Sabe que el mundo es mezquino, egoísta y caprichoso. Y si todo el mundo es así por qué tiene que disimular él. Sabe que existen los códigos sociales pero no quiere plegarse a ellos. No hará nada para que le caigas bien, a no ser que quiera algo de tí; pero tampoco le presiones. Su mezquindad no es impostada sino su manera de enfrentarse al mundo. Sabe que puede herir sensibilidades, pero es que nadie tiene en cuenta la suya.

Son tres formas de enfrentarse al mundo que nos rodea. Ninguna es la correcta, y ninguna está errada. Debemos aprender de ellos. Lo que pasa es que nunca vamos a reconocer la imagen que vemos en el espejo. Como digo, los culpables son los demás y nosotros somos unos incomprendidos.

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La ciencia española no necesita tijeras

La ciencia española no necesita tijeras

Poco más puedo decir que no hayan dicho otros que saben mucho más de este tema.

http://aldea-irreductible.blogspot.com/2009/10/la-ciencia-en-espana-no-necesita_07.html

http://www.enriquedans.com/2009/10/la-ciencia-espanola-no-necesita-tijeras-no-al-recorte-del-presupuesto-en-id.html

http://ponzonha.es/2009/10/07/la-ciencia-espanola-no-necesita-tijeras/

http://www.mimesacojea.com/2009/10/ciencia-espanola-2020-o-la-ciencia-en.html

http://www.microsiervos.com/archivo/ciencia/ciencia-espaniola-no-necesita-tijeras.html

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polineuropatía

Un parto

Ayer hizo nueve meses desde que me diagnosticaron la polineuropatía que padezco. Muchas cosas han pasado en estos nueve meses. Lo que comenzó siendo una visita a urgencias porque no tenía fuerza en las manos y sufría calambres en las piernas, se ha convertido en una enfermedad crónica de origen incierto. En este tiempo, se han movido muchas cosas y mucha gente. Han resurgido pensamientos que tenía escondidos y han aflorado experiencias que no esperaba. No todo ha sido malo. No siempre hay contratiempos e imprevistos en una enfermedad de este tipo, pero en este caso si los ha habido. Lo he pasado mal y lo sigo pasando mal. Tengo mis días. Pero también he aprendido cosas. He tenido la suerte de tener alrededor a personas que me han apoyado, que se han volcado en mí y han sabido cogerme de la mano cuando hacía falta.

En estos meses he crecido. Pienso con más claridad. Aunque esto suponga un perjuicio en ciertos momentos. Para mí y para los demás. He encontrado nuevos referentes y he perdido algunos. Tampoco creo que hayan cambiado tanto las cosas, simplemente se han puesto en su lugar.

Dexter Baby

El miércoles comenzamos a ver la nueva temporada de Dexter y, como siempre, el comienzo es pausado, incluso retórico. Siempre pasa con Dexter, que va de menos a más. Pero en realidad este “menos” no es tal. Es como en una partida de ajedrez; se van posicionando las piezas, sin prisas, para el asalto final. Pues eso mismo han sido estos nueve meses para mí: un posicionamiento de piezas. La diferencia es que aquí no hay ninguna estrategia. No hay fichas negras ni blancas. Nadie pierde ni gana. Simplemente cada uno se pone en su sitio, que quizás era en el que ha estado siempre, pero ahora lo veo con claridad.

Probablemente, lo mejor que me ha pasado sea esto que estáis leyendo. Que haya abierto este blog y haya comenzado a expresarme abiertamente y sin miedo. Aunque sé que en ciertos momentos haya podido a preocupar a mucha gente (los cuatro que me leeis), y como dije en su momento, esto que escribo es para mí y para vosotros. Por eso, muchas gracias a todos los que leeis, comentáis o que, simplemente, estáis.

Por último, un mensaje al lector más joven de este blog: “Dile a tu padre que no sea malaje y veniros al cumple de Martina”.

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La crueldad asumida

Me desmarco con un tema de actualidad: las hijas de Zapatero.

Me da igual si son góticas, punkarras o perroflautas. Me parece perfecto que se reivindiquen en su personalidad a la hora de vestir, como buenas adolescentes que son. Lo que me llama la atención es que asumimos sin ningún reparo que estas niñas van a ser fruto de escarnio, cachondeo y crueldad. Yo soy el primero que me río con los fotomontajes que surgen por la red. Pero piénsalo un poco. Ponte en el lugar de ellas. El lunes cuando vuelvan al colegio, un colegio público (a estas niñas no le pagamos un colegio privado), sus amigas góticas les apoyaran seguro, pero después estarán los guays de la clase que se cachondearán de ellas, aun más de lo que lo harían antes. No olvidemos que tienen 14 y 16 años. Ya nadie recuerda lo vulnerables que éramos algunos a esa edad. Y digo éramos, porque yo era de los que sufría el cachondeo de los guays. Y no es que fuese vestido especialmente raro, ni fuese empollón. Sí que era un poco redicho y no me callaba ni una aunque supiese que me podía meter en un lío (y en más de uno me metí). Por eso me parece un poco triste que asumamos con tanta facilidad que la sociedad se va a reir de ellas, que van a tener que ver como su imagen es alterada y distorsionada contra su voluntad. Muchos dirán que son personajes públicos, pero no lo son. Son adolescentes que tienen la “suerte” de que su padre sea el Presidente del Gobierno. No entro a valorar si sus padres han hecho bien o mal en mantener a sus hijas en ese anonimato.

Somos crueles sin pudor, nos reímos porque son góticas, lo tenemos tan interiorizado que no nos afecta. El problema son los demás porque yo me río sin maldad.

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La verdad

Muchas veces he pensado que la verdad está sobrevalorada. Decir la verdad no siempre es necesario. Ni útil. Ni responsable.

En Battlestar Galactica, Lee Adama quiere saber la verdad. A toda costa. Por encima de sus seres queridos, de su familia, por encima de los poderosos. Aun a sabiendas de que la verdad puede que sea injusta. Pero es lo suficientemente responsable para aceptarla. Es practicamente un suicido pero sus convicciones son más fuertes que su instinto de supervivencia. Finalmente, logra conocer la verdad y hacer que los demás la vean. Y hace sentir a todo el mundo responsable de sus miserias y sus errores. Que es muy fácil poner un cabeza de turco y echarle toda la culpa. Todos somos responsables y un poco culpables.

Lee ya no es el mismo. Este proceso ha sido un resorte que ha hecho salir pensamientos que ya estaban ahí, pero que no quería afrontar Tampoco quiere volver a ser el mismo. Sabe que tiene que tomar nuevos caminos y seguir enfrentándose a todo lo que se le ponga por delante. La verdad hay que saber afrontarla, responsibilizarse de ella, y, sobre todo, saber aceptar el sacrificio que conlleva. Que en nuestro camino hacia ella puede que nos llevemos a alguien por delante. Pero al final comprenderán que era necesario que hubiese alguien que nos pusiese delante del espejo.

Aunque en ese momento sea doloroso.

lee adama

“Did the defendant make mistakes? Sure, he did. Serious mistakes. But did he actually commit any crimes? Did he commit treason? No. I mean, it was an impossible situation. When the Cylons arrived, what could he possibly do? What could anyone have done? I mean, ask yourself, what would you have done? What would you have done? If he had refused to surrender, the Cylons would’ve probably nuked the planet right then and there. So did he appear to cooperate with the Cylons? Sure. So did hundreds of others. What’s the difference between him and them? The President issued a blanket pardon. They were all forgiven. No questions asked. Colonel Tigh. Colonel Tigh used suicide bombers, killed dozens of people. Forgiven. Lieutenant Agathon and Chief Tyrol. They murdered an officer on the Pegasus. Forgiven. The Admiral? The Admiral instituted a military coup d’etat against the President. Forgiven. And me? Well, where do I begin? I shot down a civilian passenger ship, the Olympic Carrier. Over a thousand people on board. Forgiven. I raised my weapon to a superior officer, committed an act of mutiny. Forgiven. And then on the very day when Baltar surrendered to those Cylons, I, as Commander of Pegasus, jumped away. I left everybody on that planet alone, undefended, for months! I even tried to persuade the Admiral never to return. To abandon you all there for good. If I’d had my way, nobody would’ve made it off that planet. I’m the coward. I’m the traitor. I’m forgiven. I’d say we’re very forgiving of mistakes. We make our own laws now, our own justice. We’ve been pretty creative at finding ways to let people off the hook for everything from theft to murder. And we’ve had to be. Because… Because we’re not a civilization anymore. We are a gang. And we’re on the run. And we have to fight to survive. We have to break rules. We have to bend laws. We have to improvise. But not this time, no. Not this time. Not for Gaius Baltar. No. You, you have to die. You have to die, because… Well, because we don’t like you very much. Because you’re arrogant. Because you’re weak. Because you’re a coward. And we the mob, we want to throw you out the airlock because you didn’t stand up to the Cylons, and get yourself killed in the process. That’s justice now. You should’ve been killed back on New Caprica, but since you had the temerity to live, we’re gonna execute you now. That’s justice!” –Lee Adama