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depresion general

Escuchar sin juzgar

Vivimos en una sociedad del TODO MAL.

Yo, por ejemplo, estoy acostumbrado a escuchar la misma cantinela: “Oye, pues te veo muy bien”. Me la decía todo el mundo hasta cuando estaba hospitalizado y me la dicen ahora cada dos por tres. De hecho, es muy raro que alguien me pregunte “¿cómo estás?”. En cierto modo hay una parte de pudor pero hay otra parte que en realidad no quiere oír nada malo.  En realidad, nadie quiere oír las movidas chungas de otro.

Cuando estaba con depresión un antiguo amigo me dijo que no iba a verme más a menudo porque salía muy triste. Otros antiguos amigos se quejaban de que íbamos esparciendo el mal rollo y que nos tomásemos una pastilla más para estar mejor. Una vez un familiar me dijo que me veía muy bien cuando hablaba conmigo por teléfono. Como todo el mundo desea que estés bien, pues estás bien y no quiere verte mal. En realidad no quieren sentirse mal ellos. Los enfermos causan rechazo y es mejor que no se les vea mucho.

A lo que voy. Todo esto viene al caso de la chica violada y que parece que ha seguido con su vida. Si rehace su vida es muestra de que lo ha superado y que ya quedó atrás. Si se deprime mucho dará el coñazo a los que tiene alrededor y acabarán hartos (porque mi experiencia me dice que tu entorno se harta, me alegraría saber que no es vuestro caso). Al final alguien te criticará si te vas de fiesta porque se supone que los enfermos no tienen derecho a disfrutar de la vida. Si te quedas en la cama, encerrado en tu cuarto sin querer ver a nadie te mirarán raro porque lo que tienes que hacer es superarlo.

En realidad la solución es muy fácil: solo hay que pararse a escuchar y no tener miedo a preguntar. De hecho, muchas veces estamos deseando que nos pregunten para poder hacernos entender. El dolor es algo que no se ve y por ello parece que no existe pero está ahí. Pero lo difícil es ser empáticos. Preguntar. Ponernos en los zapatos del otro e intentar entender sin juzgar.

La vergüenza que estoy pasando estos días con el juicio de la chica violada por la manada no es normal. No es normal lo que he visto mínimamente en muchos medios. Juicios y más juicios. La chica ha intentado rehacer su vida (que estará SIEMPRE herida) y a muchos medios les ha parecido bien hacer espectáculo con ello y establecer dudas. Con lo fácil que sería simplemente escucharla sin juzgar.

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polineuropatía

Cuatro navidades

A por la primera sesión de inmunoglobulinas del año

Tres años ya. Cuartas navidades con lo mío. Y casi por segunda vez que paso estas fiestas tan señaladas en el hospital. Mirando el lado positivo, la estancia en el hospital ha servido para llamar la atención de los médicos y que se replanteen el tratamiento. Al final sigo con las inmunoglobulinas, ahora cada dos semanas, y les han añadido ciclofosfamidas una vez al mes. Esto quiere decir que tengo que venir al hospital de día tres veces al mes.

La idea del nuevo tratamiento es, por un lado, evitar las recaídas constantes y, por otro, intentar mejorar mi estado. Cada nueva recaída es un paso atrás porque mi cuerpo se resiente. Lo que pierdo en movilidad, fuerza y estabilidad en cuatro días después tardo meses en recuperarlo, si consigo recuperarlo. Este último brote me ha dejado más tocado de lo habitual, sobre todo en el aspecto físico, aunque una cosa lleva a la otra. Me noto sobre todo mucho más agotado, con menos fuerzas y me canso con mucha más facilidad. Obviamente esto afecta al ánimo que no es que esté por las nubes. Yo me intento tomar las cosas con sentido del humor y muchas veces ese intento de no preocupar en exceso a los demás me lleva a no decir cómo estoy realmente. No estoy desanimado pero tampoco es que esté como unas castañuelas.

No puedo dejar de agradecer a todos los que se han interesado por mi a través de twitter, instagram, facebook, path o foursquare. El que diga que estas cosas no sirven para nada y que sólo hacen perder el tiempo es porque no saben de lo que hablan y no quieren saber. Son sólo herramientas y detrás de ellas hay personas, que es lo que realmente importa. Si algo he aprendido en este 2011 es que son las personas las que tienen que querer interesarse por ti. Por muchos medios que tengas, ya sea un teléfono, un mail o una cuenta de twitter, si les da igual tu existencia y tus vicisitudes no hay nada que hacer.

Firma del consentimiento para tratamiento con ciclofosfamida

Así, este año, me he llevado un par de decepciones gordas con personas que consideraba mis amigos y para los que resultaba que yo era una carga, un peso muerto que estaban deseando quitarse de encima y no sabían como hacer. Me han demostrado que esto es así con sus acciones. No son invenciones mías. No hay lugar a malinterpretaciones. Cuando preguntas, envías un mail y no recibes respuesta queda claro que no quieren saber nada de ti. Allá ellos con sus conciencias. Yo tengo la mía muy tranquila. Y el caso es que a veces me acuerdo de ellos y, en cierto modo, los echo un poco de menos. Hasta me gustaría volver a verlos y hablar con ellos. Pero yo no voy a dar los pasos. Son muchos feos, muchas llamadas perdidas, mensajes sin contestar y mails sin respuesta. No es rencor. Es asumir que son ellos los que no me quieren en sus vidas. Y yo contra eso no puedo hacer nada. De hecho es la última vez que pienso hablar de ellos en el blog. A partir de ahora sólo hablaré de los buenos.

Eso si, al del burofax ni agua.

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Un mes de locos

El mes de octubre acabó como acabarán todos los octubres el resto de mi vida, con el cumpleaños de Martina. La celebración se celebró con la familia al completo y la incorporación de un nuevo miembro (o miembra, aun no lo tenemos claro). Martina ni se olía que le íbamos a regalar una cobaya. Ni siquiera la madre, a la que logré convencer de las bondades de tener una mascota, se lo olía una semana antes. Pero conseguí mi objetivo.

Rina

El último día de octubre la visita de rutina al neurólogo que ya reseñé en el anterior post y a seguir un poco con el Master. Un par de días de Congreso de Social Media y poner rumbo a Sevilla para cubrir el Festival de Cine Europeo para Cine en Serio. Veinticinco películas en siete días. Mucha película mediana, unos cuantos bodrios y tres o cuatro obras excelentes. Os pasáis por Cine en Serio si queréis saber más. Lo mejor fueron las visitas relámpago de quien quiso quedar conmigo en tan apretada agenda: un cuantas tapas con Deniman, otras tantas con Jokingonzalez, un almuerzo con mj_guerra, Mariló y Carmen y una larga charla, más bien monólogo por mi parte, con DavisSundae.

Se acabó el #SEF11 . 25 pelis en 7 días

Y así, encadenando y solapándose, llegó el EBE. Como suele suceder las charlas y ponencias son lo de menos y lo mejor es la gente con la que te encuentras y conoces. No voy a caer en un absurdo name dropping que no haría justicia y me llevaría demasiado tiempo. Un placer siempre ver, comer y conversar personalmente con todos aquellos con los que hablo día a día en twitter y que ya forman parte importante de mi vida.

Ya de vuelta a casa el cansancio hizo mella (y aun dura). Pero tenía que hacer el esfuerzo de ponerme al día con el Master y preparar el fin de semana. No si antes dejar terminado mi vídeo sobre Los Vengadores Españoles.

El torbellino Jaime hizo presencia el viernes con tres cortos bajo el brazo. Dos jornadas intensivas de trabajo, dejando dos de ellos finiquitados por mi parte (les faltan las mezclas de sonido) y dejando planificado el tercero que tendré que terminar esta semana. Como siempre con Jaime, muchas risas, muchos consejos para con su nueva novia y mucha complicidad con Martina.

Samurai

El lunes tocaba visita a la psiquiatra a la que le conté mis problemas para dormir, debidos sobre todo a la alta dosis de prednisona que me había recetado el neurólogo para el brote del mes anterior. Cambio de pastillas y la verdad es que manos de santo. Duermo mucho mejor. Y el miércoles la primera reunión de delegados del departamento de innovación. Politiqueo universitario de primer nivel que tengo curiosidad por ver en primera persona. El jueves, Burofax (mi primer burofax, chispas). Era de una abogada, no pude recogerlo hasta el día siguiente pero tenía más o menos claro de quién era y las intenciones. Al día siguiente, recogida y confirmación: una persona tiene la intención de demandarme por diversos delitos de estafa, falsificación de documentos, desvío de fondos y apropiación indebida. Además ese día me tocaba la sesión mensual de imunoglobulinas. Entre el cabreo, la tristeza y la risa pongo yo también el asunto en manos de un abogado con la conciencia tranquila de que podré haber hecho algunas cosas mal pero ni he robado, ni he estafado, ni he falsificado nada.

Para acabar la semana Fancine matinal con Martina y cena con Alexliam e Indacloset. Planificando cosillas para el futuro de Cine en Serio y poniendo verde a la gente del twitter. La próxima en su casa en cuanto se terminen de mudar y de probar sofás.

Productos de primera calidad para la cena con @alexliam @indacloset @belen_leiva_

Durante la semana más sesiones de Fancine y Master y el jueves, ya 1 de diciembre, rumbo a Madrid para asistir al pase de prensa de Misión Imposible: Protocolo Fantasma y la presentación de Youzee. Cena con Jaime, su novia y dos más que agradables amigos suyos.

No recuerdo un mes tan ajetreado en muchos años. Ni siquiera cuando estaba en Madrid. Como consecuencia un cansancio que aun me dura pero la sensación de que no estoy desperdiciando mi tiempo en la vida. La satisfacción de que cada día cuenta y de que 24 horas no son suficiente. Y sobre todo de que la mejor decisión que he tomado en mi vida fue dejar Madrid.

No te echo de menos y tú a mi tampoco.

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Querido Piscis

Salud

Afortunadamente las cosas no van mal del todo. Sabes que Carlos Haya es uno de los hospitales referencia en cuanto a enfermedades inmunológicas y no te tratan mal. Tienes asumido que lo que tienes es crónico y, por lo menos, lleva desde noviembre sin que te dé ningún brote. Sigue con tus tratamiento de inmunoglobulinas todos los meses y con el chorro de pastillas que llevas tomándote desde hace más de dos años. Recuerda no atrofiarte pero tampoco te pases porque sino al día siguiente estás con agujetas. Sigue con ese buen ánimo y pronto podrás dejar de tomar alguna que otra pastilla.

Amor

Tienes la suerte tener a mucha gente que te quiere: tu mujer, tu hija, tu familia y tus amigos raros esos de internet. Los primeros ya sabías que estaban ahí y nunca te han fallado. Éstos últimos tal vez sean la gran revelación de la temporada. Tras tus experiencias pasadas con tus amigos podrías haberte vuelto un descreído o un desconfiado en el tema pero afortunadamente no eres ese tipo de personas. Sigue regando ese jardín y que nadie te diga chorradas del tipo “eso no son amigos” y pasa de los que los llame “amigos virtuales”.

Dinero

La paguita que te concedió el pasado mes de marzo el INSS no da para mucho, pero menos da una piedra. Es cierto que podrías haber denunciado a la Seguridad Social madrileña pero recuerda lo lenta que es la justicia en este país: aun podrías estar esperando la fecha del juicio y sin un duro. Por lo menos la vida es más barata que en Madrid donde con tu paguita no tendrías ni para empezar a pagar la hipoteca. Sigues teniendo unas cuantas trampas pero poco a poco las irás solventando.

Trabajo

Desde que dejaste en abril esa especie de trabajo raro que tenías es cierto que estás más tranquilo. Visto en perspectiva tomaste una buena decisión dejándolo porque para estar en un sitio donde no se aprecia tu labor y tienes más interés en hacer las cosas bien que tu propio jefe, pues mejor dejarlo. Está claro que no eras la persona indicada para el puesto. Tu nueva faceta de profesor de verano te está viniendo bien tanto para mantenerte distraído y a la vez dejar salir esa verborrea didáctica a la que eres tan dado. ¿Quién te iba a decir que te pagarían por dar clases de filosofía? Por último, aunque no sea un trabajo remunerado, lo del blog de cine ese que estás haciendo está muy bien pero no olvides este blog.

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Adiós a la oficina

El pasado jueves se emitió el último capítulo de Steve Carell en The Office titulado Goodbye, Michael Scott. Se va de la oficina porque se muda de ciudad, siguiendo a su mujer, en busca de un destino mejor. En el capítulo Michael hace una lista y se despide uno por uno de todos sus empleados. Eso si miente sobre la fecha de su partida porque quiere que esa despedida que hace sea la última. No quiere alargar más la despedida final pero al menos le dice a todos y cada uno de sus compañeros unas palabras de aprecio. Porque a pesar de los múltiples conflictos sucedidos durante siete años no dejan de ser sus amigos. Y estos acogen con más o menos agrado esta despedida final, ya sea jugando, llorando o en silencio. Michael se siente triste porque a pesar de que sabe que hace lo correcto al cambiar de ciudad no puede dejar de sentir que echará de menos a toda esa gente con la que ha compartido tantas cosas. Al final no aparece en la fiesta de despedida que le han preparado sus compañeros.

Cuando yo me fui de Madrid no tuve la oportunidad de despedirme de prácticamente nadie de la oficina. De hecho no pude volver a la oficina. Se me sugirió que no apareciese por allí. Parece ser que un post que escribí hirió ciertas susceptibilidades y lo que me habría encontrado habría sido un ambiente hostil. En parte lo comprendo. Entiendo el malestar que mis palabras pudieron causar. Pero yo al menos me expresé y creo que con bastante claridad. Lo único que recibí a cambio fue un reproche por la exposición en redes sociales (es conocida por todos mi nivel de influencia en estas redes donde soy un gurú de primer nivel) y el silencio más absoluto por parte del resto. Ni una llamada, ni un mail, ni un mensaje de parte de aquellos que, aparte de mis compañeros, consideraba mis amigos. Si es cierto que hubo un amago de despedida a última hora. Pero eso, un amago con desgana y sin mucho interés, nada real.

 

Me hubiera gustado despedirme. Ver algunas caras por última vez. Dar algunos abrazos y besos. Hablar ciertas cosas con calma, intentar entender qué había pasado. Pero no pudo ser. No pude decir adiós a la oficina. Pasado el tiempo sigo sin saber exactamente qué pasó para que todo un grupo de personas me diese la espalda al unísono de manera tan fulminante. O tal vez fui yo el que les di la espalda a ellos. He mantenido cierto contacto puntual, un par de mensajes en facebook de no más de dos líneas, algunos mensajes indirectos. Pero no de la persona de la que yo esperaba más. Sólo he obtenido silencio en forma de un mail sin respuesta. Un mail escrito de forma totalmente respetuosa, amigable y sin ningún rencor. Un mail en el que sólo pedía el inicio de un diálogo para poder calmar conciencias. Porque considero que algo habré hecho mal y me gustaría saberlo. No es cuestión de víctimas ni verdugos, no hay malos ni buenos. Puede haber decisiones equivocadas, malas formas, errores de cálculo, pero nunca maldad. Sigo pensando en una buena persona que, por la razón que sea, no ha sabido o querido reaccionar.

 

Yo he hecho cosas mal y he hecho daño. Y he pedido disculpas reiteradamente. He asumido mis errores, están en mi conciencia y estoy intentando enmendarlos en la medida de mis posibilidades. No soy un ejemplo para nadie ni pretendo serlo, lo que nadie me va a impedir es que me exprese con libertad. No sé cómo estarán las conciencias por ahí, me gustaría saberlo. Pero, lo más probable, es que nadie lea esto con interés. Lo más probable es que esto sea una pataleta más, que sólo me servirá a mi para desahogarme un poco. Incluso puede que haya algunos que se molesten con estas palabras, quizás poco acostumbrados a la sinceridad y más amigos de la frivolidad. Ya poco tengo que perder en ese sentido.

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Las series hablan de mi

En House siempre terminan hablando de enfermedades inmunológicas, prednisona y antivirales.

En Anatomía de Grey un personaje decía que se había quedado solo porque todo el mundo había huido de su enfermedad.

En el último capítulo de Community el protagonista no quiere aceptar que necesita de amigos y se hace el duro.

En Fringe, Olivia quiere saber más de lo que le conviene, le gustaría leer las mentes de los demás para conocer qué ha pasado.

Bonus track

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Colegas del twitter

El pasado 22 de octubre cumplí un año en twitter. Y puedo decir que es una de las cosas de las que me siento más feliz de haber hecho.

En este año no sólo he conocido a mucha gente. Conocer gente se queda corto. Como decía hace unos días @nahumgarcia: Llega un momento que uno ya no tiene followers ni followings. Tiene “colegas del Twitter”. Y no se me ocurre mejor forma de expresarlo. Twitter no es Facebook. En twitter hay alegría y tristeza, buen rollo y desesperación. Creo que sólo conozco personalmente a cinco o seis personas de las que sigo y me siguen en twitter. No hace falta más. El grado de confianza e intimidad que se puede lograr con una par de mensajes aun sigue llamando mi atención. Podría escribir un post de cada una de las cien personas con las que suelo hablar. Logicamente, no tendría nada que ver con la realidad. Mi impresión de los personajes bajo el nick no se correspondería con las personas reales. Por mucho que digan que ellos son así todo el tiempo, no dejamos de ser personajes que vamos contando nuestra cotidianedad como bien nos apetece. Seleccionamos qué decir y qué no decir. Igual que seleccionamos a quién seguir. ¿Quién seré yo para ellos

Obviamente, soy consciente de que no tengo 815 seguidores, aunque tenga 815 followers. Si realmente tuviera a 815 personas pendientes de lo que digo, no estaría aquí, estaría dando conferencias en plan gurú del social media. Me conformo con unos cuantos colegas, que yo sé que están ahí. Lo más curioso es que seguro que ellos no saben lo que representan para mi. Muchos no tienen el placer de saber que son mis amigos y quizás esa falta de presión que sufren, porque hay gente que sufre la amistad como una carga, les da un plus de naturalidad.

No se me caen los anillos si digo que estoy más orgulloso de muchos de estos amigos del twitter que de muchos de los amigos del mundo real. Durante este año me han dado muchas alegrías. Y sólo puedo daros las gracias.